
( Mural: Latinoamerica; por colectivo La Mano; Museo a Cielo Abierto en San Miguel)
Nos ha tocado vivir en tiempos donde ocurre un cambio de Era más allá de las justas luchas locales, es primera vez en la historia de la humanidad que tenemos la capacidad de extinguir la vida en la tierra sin lanzar una sola bomba, hoy es nuestro modo de vida como especie la enfermedad que destruye el planeta al que pertenecemos, esa enfermedad se llama cultura capitalista.
De esta agudización histórica, del asfalto trizado, brotan paulatinamente aportes que han estado siempre presentes pero que hoy como dijera Tupac Katari vuelven siendo millones en esta lucha por la sobrevivencia de las próximas generaciones. Aportes ancestrales contra-hegemonícos que cuestionan las formas de producción económica, las formas de relacionarnos como seres humanos y la forma de entender el vínculo con la madre naturaleza: Los pueblos originarios, el feminismo y lo socio-ambiental comienzan a florecer al borde del abismo.
Para entender nuestro presente como pueblos de esta parte del mundo es necesario recordar:
El siglo XV veía una Europa en crisis, acorralada por la fuerza árabe y luego por el imperio Turco Otomano, las coronas católicas debieron buscar nuevas rutas de comercio para llegar al Asia. Equivocadamente Colon pensó que había llegado al Este Asiático y nos llamó “indios”, pero realmente puso sus pies en las que hoy conocemos como Antillas, donde vivían los peñi y lamngen Taíno, descendientes de los Siboney; la mayor de las Antillas hoy se llama Cuba y es defendida por su pueblo hace 57 años por una revolución. Luego de 524 años aún se nos llama “indios”, a más de 5 siglos aún nuestros pueblos originarios resisten.
Si volviéramos a los amaneceres previos del 12 de Octubre de 1492, estaríamos a puertas de los últimos días de libertad antes de comenzar esta resistencia que marcó un cambio de Era para la humanidad, a eso que algunos hipócritas escriben como “descubrimiento” en los libros de historia. Sedientos de poder y riquezas la corona española cedió la conquista a particulares, aventureros, los “emprendedores” de la época, estableciendo un impuesto del 20% de la riqueza obtenida por estos, el llamado “Quinto Real”. Otras coronas como la portuguesa o la británica a su debido tiempo fijaron estrategias similares. Fueron a su modo, las transnacionales de entonces, pero con bastante más impuesto de lo que hoy cobra Chile por el actual saqueo.
Esta campaña de “expansión” y desarrollo depredador costó 70 millones de vidas de nuestros peñi y lamngen en el continente: Sioux, Cherokee, Inuit, Apache, Tupí, Aymara, Azteca, Inca, Wichi, Esquimales, Charruas, Guaraní, Kuna, Tobas, Quechua, Diaguitas, Onas, Patagones, Rapa Nui, Mapuche, entre otros. Sin contar las vidas africanas que en esclavitud fueron testigos y víctimas también del mayor genocidio en la historia de la humanidad, la civilización de la barbarie había llegado y con ella, el Capitalismo.
El saqueo violento del oro, plata, metales, algodón, azúcar, arroz, guano y la esclavitud como pilar económico, financió las bases del capitalismo moderno que hoy continúa mutilando la tierra de la que somos hijos e hijas. Vinieron a “hacer la América” sustentando un nuevo y definitivo respiro para la Europa glamorosa, que en la revolución industrial no solo encontró máquinas a vapor, locomotora y metalurgia desarrollada que reemplazó manos y animales para la producción de bienes y capital, sino que también una potente marina mercante y su guinda de la torta: La Industria Militar.
Hoy, después de 524 años de la llegada de la cultura del despilfarro el escudo nacional del estado empresarial chileno nos llama a la reflexión civilizada: “por la razón o la fuerza” junto a un Huemul y un Cóndor en peligro de extinción. Así como posiciona para los próximos 10 años en el Wallmapu el proyecto M.A.P.A. que significa la triplicación de producción Forestal para la celulosa Arauco; la instalación de más de 60 salmoneras en las costas de Tomé, Talcahuano, Lota, Coronel y toda la costa de la provincia de Arauco; el permiso para depredar en las zonas de Lleu Lleu y alrededores de Tirua a la Minera Barrick Gold de la Familia del expresidente del imperio Norteamericano Buch; la instalación de una gran Hidroeléctrica y su represa en lago de Elicura; así como la planificación a escondidas de sus presidentes/as “democráticos/as” para la aprobación del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) como grillete contra la soberanía bajo los intereses de las Megaempresas transnacionales; y para darle un sistema circulatorio por donde se transporte la metástasis Capitalista estará el IIRSA que se traduce en complejas carreteras que soportarán las toneladas de riqueza hacia los núcleos del Lucro internacional. Mientras tanto el ejecutivo y la iglesia abren “mesas de diálogo” para “superar la violencia en Bio Bio y la Araucanía”.
Nuestros weichafe caídos son el resultado de esa visión país para pocos ricos, nuestros/as presos/as políticos/as pagan con su libertad el desacato histórico de un pueblo que se negará siempre a renunciar; nuestras/os Machi encerradas/os cual pájaros enjaulados son ejemplo de autoridades ancestrales que dan lectura de un momento histórico donde el Weichan es una necesidad de sobrevivencia.
Dijeron hace mucho tiempo que cortarían nuestras lenguas para dejarnos la “de los poetas”, pero en este continente hay pueblos que hacemos de cada rogativa a la puesta de sol es una poesía, cada color, cada nombre es una metáfora. Trajeron su Cruz y modales para terminar con nuestra “bestialidad y Dioses paganos”, dicen; pero nuestros Ngen habitan en el agua que defendemos, en el árbol que nos cobija, en la noche que nos guía. Nuestro templo está aquí, siendo recuperado en cada cerco que rompemos, en cada nativo que reforestamos, en cada guillatún que nos reúne y orienta. Instalaron sus fábricas y sus monedas para alcanzar el “desarrollo”, dicen, pero el kimün ancestral nos cuenta que el origen real del desarrollo radica en el espíritu, en el amor y la solidaridad, en la vida que se respira para compartirla con la otra y el otro, con Pangi y Araucaria, con Copihue y Lafken. Nuestro mundo se entiende en dualidad donde hombre y mujer juegan roles complementarios para que nuestra sociedad exista; nuestros ancianos/as son pilar fundamental del conocimiento en nuestra sociedad por lo que no tienen fecha de vencimiento. Nuestra educación responde a la realidad del entorno y nos forma para ser un aporte a la comunidad y a la Mapu Ñuke, nuestra salud no existe si no cuidamos el Maki, si no protegemos el canelo, los lawen, nuestro sistema de salud no existe si no hay agua para nutrir el suelo que nosotros aportamos plantando semilla y rogando a Guenechen para que en cada ciclo el equilibrio continúe su hermosa obra…nuestra lucha, el Weichan, es una lucha justa, es Weichan por sobrevivencia.
El Capitalismo hoy se comporta como una enfermedad autoinmune donde los síntomas se vuelven cada vez más evidentes e insostenibles, pero se reinventa y simula, engaña; es aquí donde los Movimientos Sociales representamos un rol trascendental, donde la lucha profunda y la unidad entre pueblos y paradigmas contra un mismo enemigo debe marcar la diferencia. Si la trinchera es Salud, que sea por la vida, si la trinchera es lo socioambiental, que sea por la vida, si la trinchera es feminista, que sea por la vida. Si los pueblos originarios de esta parte del mundo marchamos en honor a nuestra resistencia más larga y decisiva, que sea por la Unidad, por la Vida y CONTRA LA CULTURA CAPITALISTA.
¡10 de Octubre del 2016 Marcha Mapuche Warriache, en la capital del capital!
¡Movimientos sociales Unidos y en Lucha!
¡Pueblos en Lucha Unidos por la defensa de nuestra Mapu Ñuke!
¡Libertad a nuestros/as Presos/as Políticos/as Mapuche!