
En la prensa y redes sociales el tema del EUNACOM (Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina), volvió a cobrar relevancia, examen que dice medir las competencias mínimas de un médico, afirmación no comprobada ni analizada en profundidad.
Después de tantos reportajes y notas periodísticas, la discusión se ha entrapado en una suerte de caricatura, donde de un lado se encuentran los médicos nacionales, satanizados como personas indolentes y ambiciosas; y por el otro, los santos médicos extranjeros, que les interesa la gente y son reconocidamente amables. En el medio, y totalmente visibilizados, nos encontramos los médicos graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), proyecto cubano para formar médicos para Latinoamérica, sólo con el compromiso de trabajar en las zonas vulnerables de los propios países de origen de los estudiantes.
Así, la discusión se ha centrado en si los médicos graduados en el extranjeros tienen los conocimientos mínimos o no, si son desidiosos, si las facultades de medicina del resto de la región son lo suficientemente buenas o no. Nosotros, al igual que los médicos extranjeros, hemos querido mostrarle a la opinión pública que el examen no sirve como instrumento para evaluar la Calidad, en su amplio concepto.
El Colmed, con su argumento de que no se debe “nivelar para abajo”, manifiesta tácitamente, que el médico extranjero es de inferior calidad y mienten respecto a la postura de todos los grupos de médicos graduados en otros países, sabiendo que ninguno de ellos ha dicho que no quiere evaluarse , ni siquiera que el examen deba ser más fácil. Ya que lo planteado es que el Examen para revalidar sea un instrumento más objetivo, transparente y que esté administrado y confeccionado por una entidad pública (Minsal y Mineduc) y no, en una entidad privada como es ASOFAMECH, con conflicto de intereses, donde el director del EUNACOM hace mofa de los médicos formados en el extranjero que no han logrado pasar el examen, siendo que él apenas se ha desempeñado como médico unos meses. Un profesional que sólo conoce la teoría, pero no la práctica diaria con sus pacientes, descalificando a sus colegas, que cotidianamente atienden a un gran número de personas. Esa es la cara de esta institución.
El Colegio Médico de Chile (Colmed), como entidad que busca defender sus propios intereses gremiales, termina defendiendo un Examen, bajo la concepción errónea de que la vía de solución a esta problemática es probar la calidad individual de cada médico sin una proyección hacia una organización del recurso humano en salud en medio de un proyecto público, donde tampoco existe un trabajo serio por parte del Ministerio de Salud, quien debiera asumir la responsabilidad que le compete.
Caricaturiza el hecho de ser agradable y empático con el paciente, argumentado que los médicos graduados en el extranjero tienen mejor evaluación entre los usuarios porque son más simpáticos, no porque sepan más. Esto presupone 2 cosas, y olvida otra de mucha importancia:
Que la gente es lo suficientemente tonta, que pese a que le indiquen malos tratamientos y no resuelva sus problemas de salud, vuelven al médico sólo por su simpatía.
Que el buen trato, la empatía y la amabilidad, son características optativas del médico y no parte fundamental de lo que debe definir a un buen profesional médico (y de la salud). Por ejemplo, si un paciente no se siente cómodo y acogido por el médico, sus respuestas serán parciales, incompletas, omitiendo muchas veces elementos importantes al interrogatorio que impiden hacer un buen diagnóstico y por ende, indicar el tratamiento adecuado, y por último;
El ser tratado dignamente, con amabilidad, que se le explique su condición y tratamiento, son DERECHOS de los pacientes.
En los comentarios de las redes sociales, abundan los comentarios xenófobos, apelando a que somos los que “venimos de afuera” los que debemos adaptarnos a las normas del país. Pero lo que ellos quieren es que bajemos la cabeza, que dejemos que nos humillen.
Esto ha resultado profundamente difícil para los médicos graduados en la ELAM, ya que en su mayoría fuimos a formarnos con el compromiso de cambiar la realidad de nuestro país, abogando por un derecho real a la salud. Por eso, en su mayoría, nos encontramos en la red pública a lo largo de Chile, en los consultorios, en hospitales, en lugares alejados donde nadie quiere ir, por eso hemos acudido a los lugares de desastre a ayudar a nuestra gente a través de la Brigada Henry Reeve.
Es por esto que consideramos que en esta discusión se van olvidando temas de una relevancia profunda:
¿Existe una política educacional como país, donde el objetivo sea formar médicos para los territorios más vulnerables y con proyección real hacia la APS, pilar de todo sistema de salud desarrollado?
¿Existe una política de Salud Pública, donde la administración del recurso médico se planifique para resolver la problemática del acceso oportuno en la salud de la gente, y no delegarlo al interés económico de los privados, o sea, al mercado?
La falta de Médicos Generales y de Especialistas es sólo una arista de este problema. Pero de qué nos sirve tener profesionales altamente calificados, si las personas no pueden realizarse los exámenes diagnósticos o comprar los tratamientos indicados. ¿Cómo plantearles a nuestros pacientes que lleven una vida saludable, si deben trabajar por un sueldo miserable 12 horas al día, sin tiempo para el ejercicio, para el ocio, para compartir en familia o para el descanso?¿Cómo exigir higiene adecuada a pobladores que viven hacinados, sin agua potable, con vertederos cerca de sus viviendas?.
Si existiese una real voluntad política respecto a mejorar la situación de los chilenos, el tema de la incorporación de médicos extranjeros ya hubiese encontrado una solución.
Debiese primar lo que está muy bien resumido en el último dictamen de contraloría: “El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad en promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y garantía que esta Constitución establece”.